a) Una mejora en el estado emocional incluyendo la disminución de la depresión, de la ansiedad e irritabilidad, aumento de la energía y motivación, permitiendo afrontar mejor cualquier situación, incrementando asimismo la autoestima y la condición física.

b) Incremento de la función cognitiva, eliminando la sensación de poca claridad, mejora de la memoria a corto plazo y de la capacidad de concentración.

c) Efectos físicos, como la disminución de la grasa corporal, aumento de la masa muscular, aumento de la masa ósea.

d) Beneficios sexuales como aumento de la libido, aumento de erecciones matinales, aumento de la firmeza y la duración de las erecciones.

Existe un riesgo con la terapia de testosterona de aumentar el ritmo de desarrollo de un cáncer de próstata ya existente. Por esta razón, un examen rectal y prostático específico debe llevarse a cabo antes de empezar cualquier terapia con testosterona y se llevará acabo anualmente mientras se siga con ella. En caso de duda ante un posible cáncer de próstata, un seguimiento con ultrasonidos de la glándula de la próstata puede ser necesario, así como la referencia de un especialista. Los síntomas urinarios suelen mejorar con la testosterona.

Una preocupación adicional, sobre todo en hombres jóvenes, es la posible interrupción de la producción de esperma o la reducción en la cantidad de espermatozoides mientras se está en terapia con testosterona.

Este parece ser un proceso reversible en la mayoría de los casos una vez se interrumpe el tratamiento. El recuento de esperma se restaura usualmente en 3-6 meses. No obstante, para hombres en edad reproductiva se recomienda someterse a un análisis de semen antes de la iniciación de la terapia con testosterona y producir y congelar muestras como medida preventiva.

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